martes, 11 de enero de 2011

A ver si mañana despegamos.

Comenzar un nuevo año es como comenzar un nuevo libro, uno no sabe realmente si le va ha gustar hasta que lo acaba, porque incluso los que parecen insulsos y aburridos, los libros o los años, tienen un final feliz, al estilo de las tracas finales de las pirotecnias valencianas. Hace poco hemos comenzado un nuevo calendario, dos mil once. Parecen ya guarismos de novela de ciencia ficción, los dos miles, aunque ya nos vamos acostumbrando y dentro de poco para titular ese tipo de novelas tendremos que usar cifras que se aproximen a los tres miles o los cinco miles.
De momento el año, lo que es por mi parte, ha empezado de lo más preocupante, sin metas, sin objetivos, sin ilusiones, me mantengo vivo porque como y como por rutina, acudo a mi puesto de trabajo por rutina, y porque hay que pagar el alquiler, sobrevivo el tiempo que debo de estar allí encerrado para que me paguen el sueldo y así vamos pasando los días. La parte buena de estar así de hundido es que a partir de ahora solo puedo ir subiendo, porque espero no estar así mucho tiempo, hay ideas raras que empiezan a darme vueltas por la cabeza.
Menos mal que sigo visitando los blogs de algunas personas que de modo y manera altruista envían mensajes de consuelo y apoyo realmente sin ánimo de lucro, a quién le pueda interesar. Hoy por ejemplo he visitado el blog de Paula Mocinho, os lo recomiendo, que siempre nos sorprende con alguna perla, y que hoy abría fuego envíando un mensaje de ánimo, empuje y buen rollo, aconsejándonos a que nos pusiéramos junto a las personas que tienen las pilas puestas, porque pila llama a pila creo que decía, y yo estoy con ella, he de reconocer que me ha hecho mucho bien especialmente hoy el pasarme por su blog.
Por hoy no voy a extenderme más, hablaría de esa supuesta tregua de eta, de las subidas de las facturas de la electricidad y el gas, de los transportes públicos, que ya sin quererlo las hemos asumido como ‘normales’ a primeros de año, por cierto que también me han subido la barra de pan, a sea nos acosan por todas partes, así es que el que tiene un trabajo ni se le ocurre ponerse a conjurar contra el jefe, y luego que nos vengan hablando de huelga general, después del éxito de la anterior hay que tener moral.
A ver si mañana despegamos.